¡Excursión al desierto!
Contratamos una excursión de cuatro días, partiendo desde Fez para conocer el desierto Erg Chebbi, y llegar finalmente hasta Marrakech.
Hoy os contamos los dos primeros días de excursión, desde Fez recorreremos el Medio Atlas, y finalmente pasaremos una noche en el desierto de Erg Chebbi.
A las 8 de la mañana nos vienen a recoger y pondremos rumbo a Merzouga. La primera parada del viaje será Ifrane.
Este pueblo es conocido como la suiza marroquí, por la arquitectura de sus casas y por ser un destino de esquí exclusivo. La verdad que en los 30 minutos que nos han de tiempo libre, por las calles solo apreciamos a otros turistas.
Seguimos bajando, y ya cerca de Azrou, entraremos en un precioso bosque de cedros. En el bosque encontramos una zona donde veremos monos.
Están acostumbrados a que los turistas les den de comer, así que no es difícil verlos en el borde de la carretera comiendo los cacahuetes que les dan.
Cuanto más nos acercamos al sur el paisaje se va transformando. Cambiamos los cedros por palmeras.
Tendremos que atravesar el Atlas Medio, una cadena montañosa que se extiende por 350 kilómetros. Aquí pasamos del verde ya al desierto.
Cruzaremos el Valle y las Gargantas de Ziz, aquí el paisaje se transforma en desierto de piedra.
La carretera tiene unas espléndidas vistas, y podréis hacer fotos aprovechando algunos metidos de la carretera para parar.
A continuación vemos las verdes aguas del embalse formado por la Presa de Al-Hassan Addakhil. Ese color azul verdoso que tiene el agua, con el contraste de la tierra del desierto, hace de una belleza impresionante.
Pasamos Erfourd, el pueblo de nuestro super conductor, y ya apenas nos quedan 20 minutos para llegar al desierto.
Por el camino veremos los principales yacimientos y exposiciones de fósiles. Ya desde lejos empezamos a ver las dunas.
Una parada imprescindible es el Oasis de Tafilalet. Las vistas desde el mirador son espectáculares. Es el más grande del mundo, con unas 800.000 palmeras. Es el último gran oasis antes del desierto.
Finalmente Moha nos deja en el Riad donde vamos a pasar esta noche, un hotel cerca de las dunas de Erg Cheddi.
Es una zona que podríamos decir que esta “en medio de la nada”, ya que no estamos en el pueblo de Merzouga (lo dejamos a unos 10 minutos más atrás), sino que estamos delante del desierto de Erg Chebbi.
De modo que aquí solo hay simplemente una carretera donde apenas vemos en un lado los diferentes riads y en el otro lado ya las dunas.
Después de acoplarnos en la habitación fuimos a dar una vuelta para descubrir la zona. Por suerte a unos 10 minutos andando hay un pequeño bar donde compramos unas botellas de agua.
Justo al lado de nuestro alojamiento esta el Museo Automóvil 4×4, donde podéis ver los diferentes vehículos usados en la historia del desierto.
Después tenemos nuestro primer contacto con el desierto, y subimos a una duna para ver el atardecer desde allí.
Por la noche, tenemos la suerte de estar solos en el riad, y el encargado nos preparó una ensalada marroquí y un tajín para chuparse los dedos. La verdad que fue el mejor tajín que comimos en todo el viaje, ya que lo hacen de la manera totalmente tradicional. Para rematar de postre nos puso naranja con canela por encima…de verdad probarlo en casa…que rico!
El segundo día, por la mañana contratamos una excursión opcional para conocer más el Sáhara Oriental. Nos adentraremos en el desierto en 4X4, votando por las dunas de Erg Chebbi.
Visitaremos Khamlia donde se encuentran descendientes de esclavos, y disfrutaremos de su sorprendente música folclórica.
Tocan instrumentos de percusión; el “tbel”, tambor con un palo y los “qraqeb”, una especie de “castañuelas” de hierro. Utilizaban sus antecesores estas danzas y rituales para llegar al trance.
Continuamos hasta las minas de Menfis, muy cerca ya de la frontera de Argelia. De hecho veremos de lejos las montañas argelinas que hacen de frontera natural.
Estas minas eran de plomo y zinc, las cuales fueron explotadas por los franceses hasta que dejaron de ser rentables y las abandonaron.
Tuvieron bastante actividad en su época, y veremos en los alrededores algunos pueblos donde habitaban sus trabajadores, los cuales han sido abandonados.
Actualmente hay locales que explotan los restos, para extraer el kohl. Es un polvo negro para los lápices de ojos.
Por último, vamos a ver varias jaimas de nómadas del desierto Erg Chebbi. Aquí vemos a niños y mujeres haciendo las tareas domésticas, mientras que sus maridos están pastoreando.
La excursión tiene la comida incluida, y para ello nos llevan de nuevo al riad. Para comer nos hace Moha una pizza bereber hecha por su familia.
La pizza consiste en una masa de pan rellena de verduras o carne y horneada todo a la vez. Tradicionalmente se cuece durante unas 2 o 3 horas enterrada en el suelo y cubierta por tierra caliente y cenizas. Nosotros tuvimos la versión en horno, pero igualmente deliciosa.
Tenemos unas horas de reposo hasta que nos vienen a buscar para llevarnos al punto desde donde empieza el paseo en camello.
Un paseo de 45 minutos nos llevará hasta el campamento bereber, donde pasaremos la noche en una jaima entre dunas.
Luego vimos como llegaba nuestro guía con un coche todo terreno, y pensamos que habíamos caído en la turistada con los camellos..
Al llegar dejamos las cosas en la cama que nos ha tocado, y ponemos marcha para ascender a la duna más alta. No hay palabras para describir la preciosidad del atardecer desde allí.
Es una sensación y experiencia que hay que vivir por uno mismo, por su belleza, inmensidad, la paz que transmite estar rodeado simplemente de arena rojiza.
Después de cenar, tenemos un pase de música y canciones bereberes alrededor de un fuego.
Pasamos una buena noche, y no pasamos finalmente frío durmiendo. Por la mañana habíamos conocido a unas asturianas que nos comentaron que habían pasado mucho frío, pero no fue nuestro caso.
Antes de salir el sol nos levantan y rápidamente estamos de vuelta en camello. Si hay algo que nadie quiere perderse es el amanecer en el desierto. Tras disfrutar de este momento, volvemos al hotel donde podremos ducharnos y desayunar.
Después seguiremos nuestra ruta, donde recorremos gargantas y valles increíbles, con pueblos de adobe de película, hasta Marrakech…
¡Nos vemos en la siguiente parada!